Abrirme la frente, que salgan toneladas de arena:
en mis extremidades no me dejan avanzar.
Sacarme los ojos, liberar océanos anegados.
Rasgarme las venas, no sentir el dolor de mi ascendencia.
Que mi voz escape en un grito: mis caricias sanan, pero mi retórica despedaza.
¿Y si mis heridas se desdibujaran?
Temo que sepultada bajo las palabras se encuentre la nada.

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