martes, 1 de julio de 2025

Floreciendo en las ausencias

Es cierto: 
tú quitaste la nieve de mis hojas 

cuando el invierno arreció sin tregua, 

y evaporaste la lluvia que me ahogaba 

en una primavera que no sabía florecer.

Pero las raíces que se aferraron bajo tierra, 

las ramas que no se quebraron, 

y los brotes que se atrevieron a nacer 

—valientes, tenaces—son míos.

Sobreviví, 

incluso cuando creí que no volverías jamás. 

Crecí desde la grieta, 

abrazando el eco de lo que no volvió,

como si fuera mi canto propio.

Y hoy no soy eco, ni espera callada:

soy brote que en su canto florece, 

presencia que ama y no desaparece.

Convierto el abandono 

en abono sagrado.

Así que no me uses como refugio temporal

si no sabes quedarte a construir hogar.

Aún cuando el dolor de tu ausencia no termina

decido volver  a empezar.





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