Así como creí que la luna se movía por la propia rotación de la tierra, tu amor fue la fantasía que la acción del mío desprendía. Mi corazón tuvo que estar desangrado para verte tal cual eras.
Fuiste un ensueño que en instantes se tornó en pesadilla: a mi casi etérea admiración respondiste con descarnada humillación.
Te alabé como mi Dios, pero sólo eras un peón dominado por una falsa grandeza. Construiste tu trono con heridas, tu reinado con mentiras, con las verdades que eran universales sólo en tu mente retorcida.
Te bajé de la cruz, besé tus muñecas heridas porque me prometiste amor eterno...pero en cambio, me condenaste a un calvario que hizo parecer el tuyo un sueño sereno.
Dijiste que sería tu reina, pero sólo fui tu esclava con una corona de espinas. Me devolviste la vista sólo para cegarme con tus sombras. Me diste piernas sólo para que fuera detrás tuyo hasta que mis pies sangraran.
No fuiste mi salvador, fuiste mi verdugo, el peor embrujo: me prometiste un lugar en el reino de los cielos, pero sólo me hundiste en el más profundo averno.
No eres mi rey, no eres mi Dios. El sufrimiento no es expiación, el amor no es sacrificio.
No quiero tu bendición; han pasado años, pero no te otorgo mi perdón.
Espero en tu conciencia siempre cargues la depredación que hiciste conmigo.
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