martes, 14 de enero de 2025

El fantasma del altillo

Desde que te conozco, quizás desde siempre, has habitado en las nubes. Te gusta estar en tu propia cabeza, lejos del mundo y de lo mundano...lejos de lo que más te ha lastimado.
Yo era una niña y necesitaba de un adulto...por eso nunca pude ver a ese niño frágil y herido, que trataste de enterrar profundamente, pero que se asoma en tus ojos sin permiso. 
Hoy ya lo veo...ojalá supiera cómo ayudarlo.
Has sido una silueta en mi vida, no más que un nombre desdibujado, una silla vacía; pero ahora comprendo que no ha sido mi culpa: estás ausente también en tu propia vida. 
Duele tanto que has decidido abstraerte hasta de ti mismo.
Ojalá pudiera liberarte de tu pena, de tus cadenas...pero no sé cómo. Aún estando dispuesta a sumergirme en las oscuras profundidades, tú no me dejarás entrar, no me dejarás despertarte de tu estupor. 
Tu dolor fue tan intenso que ahora no sientes nada.
Quiero alcanzarte antes de que te esfumes, antes de que te desdibujes por completo. Quiero abrazarte, aunque mis brazos sólo rodeen el frío aire. 
Te lo suplico: déjame entrar. Déjame sostener contra mi pecho a ese niño asustado y decirle que no necesita ser un fantasma, yo puedo protegerlo de los espectros. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lo más preciado que tengo

Te amo con la verdad que arde,  con la llama que aún no aprende a pedir permiso.  Siempre atesoraré lo que vivimos. El primer beso que te dí...