Hay pre adolescente asustada y avergonzada. Un compañero la espío en el baño, otro compañero le dijo que se masturba pensando en sus pechos. Quisiera volverse invisible para todos. Papá prometió hablar con los niños (en realidad amenazó con golpearlos), pero no hizo nada...así que ella mejor opta por alejarse todos, y comienzan a llamarla la "loca de las palomas" porque es con las únicas que habla. Un pie puesto adrede a media escalera, la banca echada hacia atrás adrede...dos cambios de escuela, pero la situación se repite como un mal sueño aunque el lugar ya sea distinto.
Hay una chica que llora todo el tiempo, no entra a clases para perseguir a un chico que la repudia. Ella se está matando de hambre y de cansancio para verse bonita, sólo quiere que él la mire. Lo peor de todo es que ya hay un chico que la adora, que la ama tal y como es, que la perdona por ser cruel, que trata de entender sus necedades y locuras...pero ella no está lista para recibir ese amor, no concibe que el amor pueda darse de forma natural: ella cree que tiene que ganarse con sacrificio y sufrimiento. Papá no vendrá hasta que ella demuestre merecer la visita.
Hay una joven caminando por las calles negras y silenciosas. Es de madrugada, los perros le ladran...no se les puede culpar, parece un alma en pena: trae ropa que le queda gigantesca, los pies descalzos y embadurnados de sangre y mugre, el cabello enmarañado, la mirada perdida. Le cuesta trabajo andar, le duelen las costillas, las piernas, los brazos...por la paliza. Pero es la misma opresión de las costillas lo que la hace andar más de prisa, tiene miedo de morir, tiene miedo de que él haya despertado y venga detrás de ella, tiene miedo de que vuelva a intentar arrancarle la ropa interior, tiene miedo de que agarre a patadas a su perrita también. Por eso la aprieta más contra su pecho, le pide disculpas por ponerla en peligro cuando debió mantenerla siempre a salvo, y sigue andando. Papá no vendrá a salvarla.
Hay una mujer que va cada año a las marchas feministas. Cada año se rompe cuando toca gritar las consignas, o cuando ve llorar a las otras mujeres, pero se rompe sólo para reconstruirse más sólida...algo así como las fibras musculares. Hay una mujer que hace ejercicio sólo para ganar flexibilidad, fortaleza...para demostrarse de todo lo que es capaz. Acepta su cuerpo tal y como es, está agradecida con él.
Hay una mujer que ama con todo el alma, porque ya no tiene miedo de que la gente se vaya, se tiene a sí misma y con ella misma es suficiente. Ella la mantiene a salvo.
Papá no vendrá, pero está bien. Yo estoy aquí, para abrazarlas, amarlas y perdonarlas a cada una de ellas.
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