Sólo quiero que sea decisión mía y de la persona que amo. No un mandato de la sociedad ni de mi génesis.
No quiero sentir el peso de las voces que insisten en que me dé prisa para ganarle a las manecillas del reloj biológico porque "no se es del todo mujer hasta que se es madre". No lo haré sólo por miedo a sentirme una mujer incompleta.
No quiero hacerlo sólo porque "no se es hijo hasta que se es padre", ni seguir viéndolo como una forma de sanar a mi linaje, de intentar inútilmente corregir en el futuro los errores que cometieron los cuidadores con mis padres y mis abuelos. No puedo viajar al pasado y evitar todo el dolor, abandono, violencia y miedo que ellos vivieron. Tal vez la única forma de sanarlos es cuidando de ellos en su vejez, cuando de cierta forma vuelvan a la infancia.
No quiero hacerlo en un intento de demostrarme que puedo ser madre y a la vez profesionista porque los sueños de mi abuela y madre se marchitaron al enraizarse a un nuevo ser. No quiero hacerlo sólo porque mi hermana posiblemente no pueda tener hijos propios, y no quiero sentir la presión de que la historia distópica de mi familia no acabe con la mía.
Quiero ver muchas películas en el cine yo sola, viajar por toda la república con mi pareja durante muchos años, saltar de un paracaídas. Quiero escribir muchos libros y tener muchos hijos literarios primero. Quiero trabajar con cientos de consultantes y que muchos de ellos sean niños, y aprender a amar la niñez por lo sagrada que es, sin necesidad de ver mis genes plasmados en ellos.
Quiero que, si algún día un ser humano crece entre mis entrañas, sienta mi cuerpo como su casa. Quiero que se sienta amado y esperado desde el momento de su concepción, no sólo por mí, también por su padre, también por el mundo. Quiero que, si algún día un bebé se acuna en mis brazos, sea porque lo veo a él o ella y sólo a él o ella, no a mis padres, no a mis abuelos, no a mí misma, no a mis expectativas de quien quisiera que se convirtiera.
Quiero amarlo por quién será día a día, no por ser una extensión de mí, de mi pareja o de nuestros sueños inconclusos. Sólo quiero tener la libertad de decidir cuándo, y estar en paz si la respuesta de mi cuerpo, mía, o de mi pareja es "nunca". Ya amo la vida con todas sus complejidades y matices, y a mi consideración, ya creo vida todos los días al vivirla y sobrevivirla.
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