¿Qué espero de la vida?
Pareciera poco, pero yo sé que es mucho.
Espero ver a mi mamá riendo con sus nietos, jugando entre las olas.
Espero aprender a manejar un auto, sólo para perderle el miedo, porque yo sé que aún así me moveré a pie o en bicicleta.
Sentarme a conversar con mi padre, aunque sea una vez, sobre por qué le duele tanto la vida...y llorar con él, y abrazarlo, y besarle las lágrimas...y de una vez por todas, perdonarlo y perdonarme por ser los dos tan cabeza hueca.
También espero ser una buena terapeuta, tener las respuestas que a mí no pudieron darme cuando era paciente...y si no, al menos una recetita, un manualcito sobre cómo sobrevivir a esa falta de respuestas
¿Sabes también que me gustaría, aunque ya es mucha ambición?
Volver a caminar contigo una tarde por este parque, por el que ahora camino mientras te llevo sólo en el pensamiento.
Caminar aquí contigo, y ver el atardecer fundirse en tus ojos y pensar "Ya es primavera" aunque apenas haya iniciado el otoño.
Caminar contigo, y quizás comernos un helado...tal vez de yogurt, porque ahora es mi favorito, y si lo supieras tal vez podrías resignificarlo y odiarlo menos porque...eso, es mi favorito.
Y yo podría ver con más fascinación y con menos pavor a las cifras con muchos dígitos... asombrándome cómo las usas todos los días, y convenciéndome de que son fáciles sólo porque tú las haces parecer así.
Volver a pelearnos en una competencia por una verdura, esta vez no con compañeros por una cebolla de un proyecto de ciencias... quizás ahora con una doñita en el supermercado porque tú viste primero ese limón perfecto, y tú no sabes perder.
¿Te he dicho antes que, aunque en las discusiones eso no me favorecía, me encanta que no sepas perder?
Y volver a tumbarnos en el pasto como cuándo éramos casi unos niños, ver el cielo infinito y sentirlo menos infinito porque estamos juntos, y nuestro amor es más vasto, más imponente.
Y entrelazar nuestras manos: abajo de la mesa, arriba de la almohada, frente al sacerdote aunque yo le haya perdido toda fe al catolicismo, pero porque mi fe en nosotros es inquebrantable.
Tomar nuestras manos riendo y llorando, en las buenas, en las malas, en las peores. Porque juntos las buenas, las hacemos las mejores; las malas, las hacemos graciosas; y las peores, las hacemos transitables.
Podría parecer que es falsa modestia, pero yo sé lo ambicioso que es desear todo eso. Sólo las personas que hemos recibido una segunda oportunidad y la desperdiciamos sabemos lo costoso que es equivocarse, hacer de tu vida un desastre y después intentar reconstruir lo que dañaste.
El problema es que los tontos somos soñadores, no sabemos cuándo parar de soñar...cada respiro es para eso, y cada suspiro es un sueño que soltamos, pero que en el fondo, no sabemos dejar marchitarse. Cada suspiro de un soñador es el soplido a un diente de león, esperando que la ilusión sea un viento tan fuerte que lleve las semillitas de las posibilidades a alguna parte, a alguna tierra con brazos abiertos, para cobijarlas.
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