Deseo que seamos compañeros en el viaje de lo cotidiano y de lo extraordinario...los cuales, si miramos con atención, son la misma cosa.
Te invito a creer en la claridad sin prisa, en las preguntas valientes y en las respuestas con alma...porque tú me enseñaste que amar es comprenderte yo, y perdonarme tú.
Te invito a que celebremos cada conversación como un momento de conexión y un espacio de confianza, que nos demos el espacio para crecer equivocándonos...pues al fin entendí que no hay otra manera de hacerlo.
No te pido la luna y las estrellas, no te pido un amor eterno...¿Para qué eternidad, si el amor es capaz de trascender las dimensiones del espacio y del tiempo? Un suspiro será el viento que soplará todas las mañanas y nos susurrará al oído un "Te amo", aún si nuestros huesos se cubren de polvo.
Te invito a jugar en los columpios para recordar a esos niños que están escondidos debajo de la piel, a cantar y saltar sobre la cama como esa primera tarde juntos...te invito a que nuestras súplicas por paz sean sólo cuando nos hagamos cosquillas.
Te pido que no nos tomemos el mundo tan en serio...porque así de surrealista es y no le podemos pedir certezas ni perfección; pero te pido que sí nos tomemos en serio el cuidarnos...el tocar siempre con ternura y respeto nuestras vulnerabilidades.
Te pido que sigas ayudándome a desafiar mis miedos y mis creencias limitantes: que sigas siendo ese mirador desde el que descubro que el mundo es mucho más amplio, complejo y hermoso de lo que creía.
Te pido que me vuelvas a tener fe y que me sigas permitiendo ser tu lugar seguro: tu cobijo de las miradas maliciosas y las críticas sin fundamento, la persona bajo la lluvia que inmortaliza tu recuerdo.
No soy perfecta, tú también distas de serlo...pero lo que es verdadero perdura y vale la pena defenderlo de todas las dudas, incluso de las nuestras.
Aún tengo miedos y heridas que no han terminado de cicatrizar, pero amar es ser valiente...
Y yo te amo.
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