viernes, 27 de junio de 2025

La flor de luz que soltó el hilo

 


He amado hasta quebrarme, pero no me he roto. He aprendido a contenerme aún llena de grietas.

Mi cuaderno de dibujos incompletos y monstruos ya no va a dominarme, voy a defenderme de ellos y a aprender a pedir el amor que merezco. He sido niña en brazos ajenos, amante sin escudo, pero hoy me reconozco como la que no necesita ser escogida para tener valor. 
Quiero encarnar lo aprendido: quiero ser hogar para mí. Me despido de esta primavera marchitada, no voy a dejar que defina quién soy. 
Me he descubierto en el espejo del Otro, pero ya es tiempo de tomarme entre mis manos y moldearme. Me despido de esta tristeza de verano, de esta rosa que no puede echar raíces y florecer por la presión del hilo rojo. Elijo el silencio donde antes gritaba. 
Esta cruz de madera astillada se desintegra, y me deja ver lo que realmente es la Luz. La sostendré para iluminar mi propio camino y el de otros cuando las noches de otoño lleguen.
No necesito de un bastón para andar, sólo mirar la guía que intenta darme la luna. Hoy sé que todo lo que viví me pertenece, pero ya no me domina ni direcciona mis pasos. Miro hacia atrás para reconocer mi historia, pero siempre consolidándome. 
Yo soy la sabiduría que brota después del invierno: por fin he llegado a mí.


miércoles, 25 de junio de 2025

Manifiesto de amor

 

Deseo que seamos compañeros en el viaje de lo cotidiano y de lo extraordinario...los cuales, si miramos con atención, son la misma cosa.
Te invito a creer en la claridad sin prisa, en las preguntas valientes y en las respuestas con alma...porque tú me enseñaste que amar es comprenderte yo, y perdonarme tú.
Te invito a que celebremos cada conversación como un momento de conexión y un espacio de confianza, que nos demos el espacio para crecer equivocándonos...pues al fin entendí que no hay otra manera de hacerlo. 
No te pido la luna y las estrellas, no te pido un amor eterno...¿Para qué eternidad, si el amor es capaz de trascender las dimensiones del espacio y del tiempo? Un suspiro será el viento que soplará todas las mañanas y nos susurrará al oído un "Te amo", aún si nuestros huesos se cubren de polvo.
Te invito a jugar en los columpios para recordar a esos niños que están escondidos debajo de la piel, a cantar y saltar sobre la cama como esa primera tarde juntos...te invito a que nuestras súplicas por paz sean sólo cuando nos hagamos cosquillas. 
Te pido que no nos tomemos el mundo tan en serio...porque así de surrealista es y no le podemos pedir certezas ni perfección; pero te pido que sí nos tomemos en serio el cuidarnos...el tocar siempre con ternura y respeto nuestras vulnerabilidades. 
Te pido que sigas ayudándome a desafiar mis miedos y mis creencias limitantes: que sigas siendo ese mirador desde el que descubro que el mundo es mucho más amplio, complejo y hermoso de lo que creía.
Te pido que me vuelvas a tener fe y que me sigas permitiendo ser tu lugar seguro: tu cobijo de las miradas maliciosas y las críticas sin fundamento, la persona bajo la lluvia que inmortaliza tu recuerdo.
No soy perfecta, tú también distas de serlo...pero lo que es verdadero perdura y vale la pena defenderlo de todas las dudas, incluso de las nuestras.
Aún tengo miedos y heridas que no han terminado de cicatrizar, pero amar es ser valiente...
Y yo te amo. 
 



martes, 10 de junio de 2025

Hechos para algo más grande



 

Andra se dejó caer sobre sus rodillas con el casco empañado por el sudor y las lágrimas. El sueño había terminado hace mucho, pero aferrada a su esperanza de que fuera real, apenas podía empezar a abrir los ojos. La luz era cálida, pero cegadora...implicaba enfrentarse a tantas, tantas cosas.
Al tanque de oxígeno le quedaban, por mucho, un par de días. No había muchas opciones: inciso a, recostarse en la arena y esperar a que la cubriera por completo con la próxima tormenta...dejar la arena filtrarse dentro del casco, dentro de los pulmones; inciso b, quitarse el casco y ahogarse en el nitrógeno.
El final era ahogarse, sí o sí...Kath no le había dado otra oportunidad: le había prometido una vida que nunca podría vivirse, le había dado esperanza sólo para arrebatársela un segundo después. ¿Cómo había podido ser tan estúpida, tan soñadora, tan niña...después de todo lo que había pasado? ¿Acaso no era una superviviente, una guerrera? ¿Acaso no era hija de los líderes de la guerra civil? ¿Qué había tenido en la cabeza al seguir a Kath al fin del mundo? 
Oscuridad, sombras. Se respondió.
Sombras, que por un instante huyeron ante la pequeñita, enclenque luz de la fe. Había visto un fuego tan ardiente en los ojos de Kath, que creyó que podría arrasar con toda la oscuridad, que podría salvarla, salvarlas a ambas. Pero ella tenía otro plan, otro objetivo...alcanzar un espejismo que sólo calmaría su propia mente...Andra nunca fue realmente parte del sueño. Daba igual llegar a la meta con o sin ella, lo que importaba era llegar.
Andra se arrancó el casco con toda la fuerza de su ira, desgarrando de paso su traje. Y corrió, corrió con todas sus fuerzas, sin rumbo. Rodó sobre la arena, sintió su suavidad y aspereza al caer. Dejó que una lágrima, lo más seguro es que la última de su vida, rodara por sus mejillas, y para secarla, levantó una mano, esparciendo la arena hacia arriba. Al descubierto quedó una flor, diminuta, de textura pegajosa. Andra la acercó a su rostro y
respiró.
Por primera vez en su vida, respiró. 
Respiró libre, sin la pecera claustrofobica que era el casco, sin el pulmón de hierro pesado que era el tanque de oxígeno...sino con sus verdaderos pulmones carnosos, constelados de caminos de sangre.
Andra soltó una carcajada que le brotó ríos de lágrimas, que le llenó el pecho de aire. Y gritó hacia adentro, hacia quién sí la estaba escuchando: 
Esto es la vida. No las promesas inmateriales de Kath, no la vida en el subterráneo y los laboratorios.  
Esto de grande, de asombroso, de absurdo...es la vida. 
     


Lo más preciado que tengo

Te amo con la verdad que arde,  con la llama que aún no aprende a pedir permiso.  Siempre atesoraré lo que vivimos. El primer beso que te dí...