Nunca fue mi intención sumergirte en un invierno eterno cuando escapé con Hades. Ya no quiero que temas por mi bienestar: he vuelto a la Tierra y no me atreveré a volar tan alto de nuevo, sé que el sol podría derretir mi alas.
Sé que intentaste componer el error de tu madre convirtiéndote tú en la mía. Intentaste por décadas sostener la mentira, pues temías que el no haber sido deseada me lastimara tanto como a ti te lastimó... pero tu Dios ya lo ha dicho: "La verdad os hará libres."
Necesitaba saber la verdad para comprenderlo todo, para que tú y yo encontráramos la paz, para que mi padre y yo supiéramos dónde empezar. No tienes que castigarte ni seguir disculpándote por la Caída; no soy un pecado que debas lavar.
La caja de Pandora existió mucho antes que tú, y tarde o temprano alguien la abriría. Dejemos atrás la idea del Edén que creaste. No permitamos que esa ilusión nos lastime más: la vida nace del dolor. Suelta ya esa carga.
Nunca encontraremos el río Estigia, pero estaremos bien. Lo has hecho bien: el alimento que manó de tu pecho y el aroma de tu regazo no me volvieron indestructible, pero me enseñaron que siempre habrá un propósito para reconstruirme.
Me has dado todo, pero aún debo pedirte algo: confía en mí. Confía en que nunca me verás clavada en la Cruz.
No seas María, de lágrimas abnegadas: te quiero libre y humana.

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