La mayoría de las personas en situación de calle deambulan y pernoctan afuera de las tiendas de conveniencia, las iglesias y los jardines del centro histórico, por lo que llama la atención que, para las instituciones y para las autoridades municipales pasen desapercibidos. Pese a que el INEGI señala que la población total de San Juan Del Río es de aproximadamente 2,368,467 personas, y que en el informe de 2022 realizado por el CONEVAL se señaló que el 36% vive en condiciones de pobreza, no se han publicado cifras sobre quienes viven su día a día en las calles. Tampoco hay un albergue establecido las 24/7, los 365 días del año: las instalaciones del C.E.C.U.C.O, con la capacidad de proporcionar refugio a entre 150 y 200 personas, se utilizan sólo en temporadas de frío intenso.
También,
"El Güero" quien suele descansar su pierna malherida afuera del OXXO
del Jardín de la Familia, ha confirmado mis sospechas: ante esta tercera ola de
calor en el año, ningún miembro de
Protección Civil se les ha acercado para
proporcionarles víveres, como sueros, abanicos, gorras, bloqueador solar, o
sombrillas: "A veces me topo con gente de buen corazón que me regala una
botella de agua o unas monedas, pero de quienes me han ayudado hasta ahora...no
he visto que ninguno trajera en la ropa el triangulito azul ese". Cuando
le platico que en la capital del país desde el 12 de mayo se inició la
instalación de 8 puntos de hidratación - carpas con surtidores de agua para
auxiliar a la población vulnerable- su única respuesta es una sonrisa triste y
torcida.
Le cuento al Güero que en San Juan estamos alcanzando temperaturas de 35 a 40 grados centígrados, suficientes para que las personas tengan un golpe de calor. Él no se muestra sorprendido, pero tampoco dice saber de ningún caso "Nadie se ha desmayado por aquí, pero sí andamos más enojones, cansados...el calor trae cosas muy malas, como las enfermedades de la panza...imagínate andar con vómitos y diarreas y no tener baño". Al Güero ya le tocó, y al no poder ir al médico porque el Seguro Popular sigue en reconstrucción, ha tenido que convencer a los empleados de mostrador en las farmacias para que le vendan antibióticos sin receta. ¿Para la diabólica también compra sus medicamentos así? "No, esos no los compro...no alcanza y esos no duran ni pío".
Yo
sigo con preguntas sobre los golpes de calor, pero no logro insistirle mucho
más con el tema, porque su respuesta me deja atónita: "Te voy a ser
honesto: no sabría qué hacer si empezara a sentirme como mencionas - mareado,
desorientado, con un dolor de cabeza muy intenso - creo que preferiría que me
ignoraran si estoy desmayado o convulsionando...ya no confío en nadie, hasta
los que están como yo me han robado. En los apagones me sacaron las monedas del
vaso". Le explico que, de no ser atendido, correría el riesgo de morir. Y
por vez primera en toda la entrevista, el Güero deja de observar a los
mariachis y me mira de frente, y sus ojos de cascada espumosa parecen un río
limpio y cristalino:
"Ya no me importa. Estoy en paz conmigo mismo, con Dios...claro, sigo agradeciendo un día más, pero cuando llegue la Parca, la voy a recibir con los brazos abiertos."


