jueves, 7 de marzo de 2024

El árbol del viajero


Quisiera ser un árbol para ser el hogar de muchos seres vivos por décadas, nunca migrar: simplemente cambiar con las estaciones aquí, en mi lugar.

Sería divertido escuchar las conversaciones atareadas de las hormigas, y observar todo desde mi silenciosa quietud.

Qué bonito sería echar raíces debajo de una casa en la que preparan café de grano, en la que abundan las risas aunque la gente entre y salga con prisa. ¿Y sabes qué sería aún más bonito? Nutrirme de la tierra, crecer y crecer...para brindarte sombra cuando regreses a casa después de todos tus viajes.

Creo que seríamos buenos vecinos ¿No te parece? Pienso que podrías sentarte en mi regazo mientras el viento acaricia mis ramas; y con ellas, yo a ti los cabellos. 

¿Sabes? Como varios pájaros cantores han venido a parlotear, la música ha perdido parte de su encanto...pero sé que escuchar tu voz contándome tus aventuras sería una buena canción de cuna. Y ¿Quién sabe? Quizás tú también aprenderías algo si vieras el cielo desde debajo de mi copa, con sus colores cambiantes. 

Me gustaría ser un árbol, porque así tú me plantarías cuando apenas fuera una ramita con un par de hojitas y me regarías con esmero... así, no importaría esperar en tu patio delantero, aún si corriera el riesgo de que te enamoraras más de Japón o Dubai o Venecia...y no volvieras.

No importaría, porque si regresaras y vendieras las maletas, yo sabría que sería para retomar los hábitos familiares de carpintería y construir una casita en mis ramas más fuertes...una casita llena de risas sinceras, como la tuya.

No importaría cuán larga fuera la espera, porque yo sabría que el final de la historia sería acompañarnos en las arrugas.

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