Dime ¿Quién eres bajo el yelmo?Me pediste que te amara y que confiara en ti, pero nunca me dejaste ver tu rostro en su totalidad. Incluso sentiste miedo cuando tus ojos reflejaron mi mirada, y apartaste la vista de mí centrándote en el sendero.
¿A dónde irás ahora, caballero?
Te seguí al campo de batalla, y lo que tú llamaste "Gloria", no pude verlo como otra cosa que no fuera masacre y deshonra.
"No te vayas, no luches más."
¿Cuántas noches te supliqué que te quedaras conmigo, para que tu respuesta fuera "No puedo, sólo haciendo esto me siento vivo"?
Sé que te herí con mi partida, y lo lamento...pero...
Ay, caballero. No me pidas que pase las noches rezando junto al fuego, sin saber si regresarás o no. No me pidas que cargue en mi vientre niños huérfanos de padre, ni que me haga el amor sola mientras tú despojas de sus ropas a las mujeres de las tierras lejanas que conquistas.
Ay, caballero...te despido agitando mi pañuelo, deseando que alguna otra doncella te haga ver que eres más, que puedes ser más que un guerrero.
Ay, caballero...sin ti, ya puedo conciliar el sueño. Sin embargo, sabes que te amé, que si no te di más de mí, fue sólo porque ya no tenía nada más para darte.
No sé si recibirás esta misiva antes de que entres a la primera línea, ruego a Dios que sí. Ruego a Dios que, si nadie logra nunca convencerte de quitarte la armadura, entonces la haga impenetrable a toda espada.
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