miércoles, 19 de febrero de 2025

Anhelo certeza

Borrachos de amor en Tennesse, llenamos los vasos para celebrar que las cosas mejoraron y brindamos por todos aquellos a los que hemos besado y a todos aquellos a los que hemos perdido...hasta que llegaron al festejo Jolene y Cindy Lou para aguarlo todo. Me costó aceptar que fuiste tú quien las invitó.
Y aún me tomará un tiempo conseguir mi licencia para conducir, pero cuando lo logre, conduciré a la capital, a la corte del canguro. Allí dejaremos salir todo lo que duele y lo que aún arde bajo la piel, sin miedo a que, al chisporrotear, hagamos una hoguera para quemar vivo al otro. 
Espero que, para en ese entonces, podamos conversar en lugar de sólo hablar. Espero que dejes de interpretar a Houdini, de perseguir dejá vú's, pues sería injusto hacerlo aún después de que yo haya recorrido más de 500 millas para encontrarnos cara a cara.
Hasta entonces, iré a la matinée a ver una y otra vez la historia que escribimos con sangre, para intentar entender...¿Lo que sucedió fue porque siempre he sido mala para las matemáticas, y me equivoqué al creer que yo sería tu número uno? ¿Fue que sólo quería hacer que cada minuto juntos contará, mientras tú sólo pensabas en engordar tu cartera? Quizás todo sería diferente si pudiera leer tu mente, pero nunca te arriesgarás a ser transparente...ja, como si eso te volviera frágil cristal.
Me duele que yo sí he estado dispuesta a modificar mi idea de lo que es el éxito, pero no te equivoques, no te responsabilizo si el final es amargo: cometí delitos más graves que tú, y ni siquiera tengo una defensa preparada porque no creo merecerla. Lo más injusto de todo es que sonríes, y por un momento pienso que nada malo ha sucedido; me abrazas y creo que todo fue una pesadilla de la que se puede despertar, o que un plumazo del guionista nos llevará al final feliz con un plot twist.
A veces sólo quisiera tomar el tren de la noche y huir de tus multitudes ruidosas, de sus aplausos tan sonoros que retumban en el vacío. Aún te amo, es verdad...pero no sabes en cuántos pedazos me derrumbé cuando vi al sol quedar eclipsado por la noche, no sabes que casi morí de frío cuando me desterraste y exiliaste, no sabes cuánto lloré por esa chica y su sonrisa de lentejuelas...
Y es que tú lo sabías...tú sabes cuánto duele ser un suéter viejo olvidado debajo de la cama, tú sabes lo que duele ser abandonado cada agosto. No me pidas que sea Wendy, jugando a ser tu madre y esperando a que por fin seas valiente; no me pidas que no llore letras y letras si me doy cuenta que me sigues amando en susurros cuando yo sólo sé amar a gritos, empapándome de tinta...
No me pidas que vuele a tu lado, dejando todo lo que amo, si tú no serás capaz de desacelerar y volar a mi ritmo.  
Sí: sí quiero amarte, quiero estar contigo en cada risa y enfrentar juntos cada tropiezo; pero también quiero, por una vez en la vida, estar segura de algo. Quiero saber que no es obsesión, ni miedo, ni conformismo...quiero saber que tu amor es real, que sientes mi nombre en cada latido. 





 

martes, 11 de febrero de 2025

Amnesia anterógrada


Todas las tardes salgo del trabajo y regreso a casa caminando: puedo observar las flores en las jardineras, los vendedores en sus mostradores, los exhaustos trabajando en los semáforos, los perros callejeros vagando...todo lo observo con el mismo asombro, como si fuera la primera vez. 
A simple vista nada cambia demasiado, pero a "ojo de buen cubero" uno nota que las flores crecieron o se marchitaron...o incluso alguien las cortó, seguramente un enamorado con intrepidez para su amada; los vendedores están viendo algo diferente en la televisión, o limpian con un trapo de distinto color su mostrador; los perros callejeros se han vuelto más confiados o más rabiosos...
Sí, todo cambia.
Me aferro lo más que puedo al presente, porque sé que son momentos que se irán para no regresar, son recuerdos que quizás mi cerebro no almacenará al tacharlos de cotidianos, de intrascendentes. La vida tuvo que enseñarme con los peores varazos para darme cuenta de que esos momentos son los que más importan: tuve que perder dos amores irreemplazables para entenderlo.
Camino con firmeza, sin miedo a que mis zapatos hagan mucho ruido, pero no porque quiera ser vista, ya ni siquiera es tan importante que el mundo sepa que estuve aquí un ratito; camino así porque quisiera de alguna forma anclarme: la vida va demasiado rápido y yo gateé dos décadas, aprendí a andar demasiado tarde. Ya me salió mi primer cana, pero yo sigo sembrando errores. Ya lloré mares, pero sigo sin saber cómo ser la salvavidas de los demás. Ya naufragué a varias islas, pero sigo sin querer estar sola.
Alguien me enseñó que la cima no es lo importante, sino la escalada. Pero tengo miedo de no estar escalando en la dirección correcta. Estoy viviendo, estoy creciendo, estoy aprendiendo: ¿Entonces por qué no estoy creando nuevos recuerdos? ¿Por qué en mi identidad y en mi realidad siguen pesando tanto el pasado, las heridas que ya cicatrizaron, los amigos que ya se marcharon?
No me quiten el hoy, que nadie arranque las hojas del calendario, que se detengan en el aire las gotas de lluvia: mi vida está pasando delante de mis ojos todos los días sin que yo pueda evitarlo. 
Los fantasmas buscarán nuevas casas en las que asustar dejando la que habitan más sola, triste, vacía. Los árboles se marchitarán porque ya se habrán cansado de haber dado sombra a otros por lo que pareció casi una eternidad.
Ya no suplico por amor, sé valorarlo ahora que lo tengo. Sé mirar más allá de mi nariz y sin anhelar el horizonte para apreciar a quien está a mi lado. Pero no tengo la sabiduría para conservar lo bueno. 
Tantas arrugas y tantas cicatrices...tantas lágrimas ¿Para qué? Sigo siendo la misma necia de siempre, la misma olvidadiza que no sabe perder, que no puede perder...pero que al despertar, ya estará en un lugar nuevo, con nuevas personas, con nuevos retos. La única constante son los malditos miedos.



 


jueves, 6 de febrero de 2025

Mi metamorfosis

 

El amor me ha transformado: ha sido mi capullo para que mire hacia adentro, y también me ha dado alas para tocar el cielo. 

Napoleón, al final el Destino no nos quiso juntos. Todas las palabras que, por tu pronta partida, se quedaron en mis labios, las derramé en cartas; esas que, por orgullo, decidí nunca enviarte. Tus últimos besos dejaron mis labios como témpanos de hielo, pero gracias a ti soy escritora.

Mägo, por tu dolorosa ascendencia fuiste mi espejo. Siempre pude verte nítidamente, ya que tus hechizos no lograron ocultar jamás tus heridas. Gracias a tu pena, nacieron flores en mis manos, y sé que al amanecer seré Demeter.

Kousei, tu amor fue tan vasto que tomaste la mitad del que habitaba en tu pecho, lo moldeaste con tus manos y lo colocaste en el mío, que estaba tan hueco. Llenaste el vacío con la percusión de nuestros latidos. Llenaste de auténtica luz mi anterior, y por fin, pude mirarme a mí misma. Amigo A, me diste una dirección cuando deambulaba exhausta por todo el planeta, y me diste estabilidad cuando mis pies tropezaban por la falta de fuerzas para continuar. Gracias a ti estoy viva y soy amante de la vida.

Fletcher, tu inmadurez y tu envidia casi me destruyen. Busqué tan desesperadamente tu atención que me convertí en una enclenque bailarina de marfil, danzando en espiral dentro de tu endemoniada caja musical. Casi pierdo la cordura, pero la luz del exterior me hizo anhelar mi libertad. Fuiste mi peor prisión, pero mis piernas se fortalecieron para demostrarte que no sólo puedo levantarme del suelo, sino que puedo escalar tan alto como quiera. Para demostrarte que tan lejos puedo irme de quien me hace daño, me hiciste fuerte.

Luzbel, con engaños me atrajiste al más sofocante averno y me volviste una sombra trémula de ti, replicando tu tiranía. Pero con golpes me despertaste de la pesadilla: el estertor de tu violencia impactando en mi pecho me hizo darme cuenta de que, en realidad, me estaba ahogando. Entonces volví a respirar, volví a mi cuerpo, al mundo de los vivos. Con el corte de tu guadaña me hiciste valorar la realidad por encima de las ilusiones. Una vez con los ojos limpios, me dí cuenta de que el cielo no se construye con ángeles caídos. Me hiciste sabia.

Y finalmente tú, mi príncipe gitano: tú me has hecho enfrentar mis miedos pasados y futuros. Me has hecho abrazar mis raíces y podarlas para ser libre. Me has enseñado a danzar con el fuego, a recorrer tus pisadas de trapecista para construir castillos en el aire a partir de las nubes. Tú me haces valiente soñadora, niña adulta. Gracias a ti abrazo a la pequeña que dejé asustada tras bambalinas, y le aplaudo a la trovadora que ruge sobre el escenario. Tú liberaste a Afrodita en mi monte de Venus y retrataste mi naturaleza de Dríade. Eres presente que evoca momentos futuros: he visto en la bola de cristal que me harás Luna llena. 
El amor entierra las partes de mí que deben morir, el amor justifica mi existir. El amor es mi elixir.


Lo más preciado que tengo

Te amo con la verdad que arde,  con la llama que aún no aprende a pedir permiso.  Siempre atesoraré lo que vivimos. El primer beso que te dí...